miércoles, 14 de octubre de 2009

Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui
















Pasados ya los meses de verano y los más de trescientos cuarenta niños procedentes de los campamentos de refugiados saharauis vuelven al encuentro de sus familiares. Más de dos meses de integración con familias asturianas han dado para mucho dentro del programa Vacaciones por la Paz organizado por la Asociación Asturiana de Amigos del Pueblo Saharaui.
Estos niños y niñas son los desheredados de su territorio y a la vez embajadores de la causa de su pueblo, a través de ellos dan a conocer su cultura y hacen recordar la situación en la que se encuentran desde hace más de 30 años, cuando el Sahara occidental fue ocupado por Marruecos tras la retirada de España y que supuso para ellos la represión y el exilio, reivindicando desde la Asociación como objetivo fundamental su derecho a volver a ocupar el lugar que les corresponde.
Pero aquí todo es distinto. Las continuas actividades lúdicas y educativas, encabezadas por el delegado saharaui Abdu Mohamed Fadel, a las que se prestaron las familias de acogida, con el fin de hacerles la estancia lo más agradable posible, la calidez prestada y nuestra cultura, les hicieron olvidar toda la escasez que pasan en sus lugares de origen, aunque siempre marcada por la lejanía de sus seres queridos y sus costumbres.
También proporcionan a los niños una asistencia sanitaria especializada de la que no disponen en los campamentos de refugiados. En este sentido se les realizarán diversas revisiones con el fin de detectar y prevenir las posibles carencias sanitarias y nutritivas que padecen estos menores. Además de posibilitarles el perfeccionar el castellano como segunda lengua oficial.
La noreñense Belén Cueva es una de las responsables de la asociación en el centro de Asturias, lleva dieciséis años acogiendo niños y lo considera una experiencia gratamente enriquecedora, aunque sabe que cada año tiene que sacrificarse con su familia para atender bien a los niños. Este año ha tenido a dos: Brahím con doce años, del campamento de Dajla y a Fadah, del campamento 27 de Febrero. Brahím lleva viniendo varios años, y su primera acogida no fue nada reconfortante, la familia lo devolvió a la asociación alegando falta de integración, pero ahora es distinto. En todo el tiempo que lleva con la familia de Belén lo han visto crecer, aunque este año viene mejor que le anterior, pues necesitó ingresar en el Hospital de Oviedo para poder quitarle un tipo de bacteria que le atacaba en las paredes del estómago. Y aunque su peso y estatura no corresponde con los 12 años, si admite mejor los alimentos. En este verano ha crecido dos centímetros y ha cogido cuatro kilos y medio.
Ahora se han ido y volver a la rutina cotidiana sin ellos será difícil para la mayoría de las familias asturianas, muchos de los niños no podrán volver dentro del programa porque el año próximo cumplirán los doce años, edad máxima para ser acogidos, como es el caso de Brahím. Pero está programado a finales de año una visita a los campamentos de refugiados de Tinduf, donde se reencontrarán de nuevo. Belén suele llevar material y algo de dinero para las familias de los niños que ha acogido en todo este tiempo, tiene que prescindir otro año más de las vacaciones con los suyos para poder estar con ellos. Pero vuelve a merecer la pena, su marido y su hijo lo saben y también así lo quieren, dicen que como experiencia es única y ya no entenderían un verano sin los pequeños.
Hay un dicho en el Sáhara: “Quien va al desierto repite porque te engancha”. Belén afirma que lo que le enganchó a ella fue el Pueblo Saharaui y sobre todo la mirada de los niños.

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